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Albarracín

uno de los pueblos más bonitos de España

Albarracín se sitúa entre las rocas situadas en un meandro del río Guadalaviar. Como el acceso al centro del casco urbano es complicado, lo mejor es aparcar en la zona habilitada a la entrada de la población. Desde allí, habrá que subir por un ramo de escaleras interminable hasta la plaza Mayor, centro neurálgico del lugar. En uno de los lados de la plaza se sitúa la Casa Consistorial, un edificio del siglo XVI atribuido al arquitecto Quinto Pierres Vedel, al igual que la iglesia de Santa María y los orígenes de la Catedral.

Albarracín sólo se disfruta callejeando. Y hay que hacerlo por cualquier parte, observando las casas tradicionales, con sus voladizos. Las casas confrontadas construían voladizos como manera de obtener unos metros cuadrados más de vivienda. Llegaron a coger tanta fama que las autoridades modernas decidieron en el siglo XVIII prohibir su construcción. Las casas están hechas sobre todo con tapial. En algunas calles, las fachadas de uno y otro lado de la vía llegan casi a tocarse en su punto más elevado.

Entre los edificios de Albarracín destaca el Palacio Episcopal, sede eclesiástica de la diócesis de Albarracín. La fachada es de estilo barroco y hoy en día acoge la sede de la Fundación Santa María de Albarracín. Justo al lado está la Catedral, que combina elementos góticos con renacentistas. En su interior se pueden contemplar piezas de orfebrería, tapices flamencos del siglo XVI y retablos de Cosme Damián Bas.

Albarracín fue declarada Conjunto Histórico en 1961, lo que ha permitido que en los últimos cincuenta años se haya preservado su patrimonio de una forma espectacular y se haya tratado de restaurar los edificios tradicionales de la localidad.